Muchos dirán que la “alegría” es sinónimo de reírse, de estar feliz, de estar content@ y de celebrar. Y sí, efectivamente todas las anteriores son expresiones de la alegría, esa emoción tan importante en la vida y a mi juicio tan maravillosa.
Cuando me formé como coach, fue la primera vez en mi vida que fui consciente de lo importante de todas las emociones, de cómo inciden en nuestra visión de mundo y también descubrí que la alegría es sin duda una de mis favoritas. Aquí te cuento algo más, pon atención.
Susana Bloch, gran psicóloga chilena, especializada en psicofisiología y creadora del método Alba Emoting propone que todos los seres humanos experimentamos 6 emociones básicas de carácter universal:
- La alegría
- La tristeza
- La rabia
- El miedo
- La ternura
- El erotismo
Y que estas 6 emociones básicas, se mezclan y dan como resultados a otras emociones llamadas mixtas. Lo mismo pasa con los colores primarios, que cuando se mezclan dan como resultado a muchos otros colores.
¿Recuerdas en el colegio cuando comprabas las temperas y venían solo 6 colores? Yo personalmente me preguntaba cuando niña ¿y como pintaré con rosado, lila, calipso y con otros colores que tanto me gustan, si no vienen en el pack? ¡Simple!, mezclando los colores. Lo mismo pasa con las emociones.
Pero si pudiéramos definirla ¿Qué es la alegría?
La alegría es una emoción natural del ser humano. Es un estado emocional que se da por sí solo y ha estado presente a lo largo del tiempo manifestándose con banquetes, fiestas, bailes, rituales y celebraciones de todo tipo.
Es una emoción expansiva, que impulsa el movimiento. Te lleva a celebrar, compartir, sostener redes y a querer estar con otros. Generalmente no te conformas con sentirte alegre, sino que quieres festejar, parrandear y compartir con otros.
¿Qué pasa en el cuerpo, cuando estamos alegres?
Es una sensación de expansión en el pecho, elevamos el tono de voz, nos hacemos más livianos físicamente. Es una emoción que se manifiesta en todo el cuerpo, incluida las piernas y por eso como que quisiéramos saltar o elevarnos. Además, en tu cara se dibujará, aunque no lo quieras una tremenda sonrisa o incluso soltarás unas carcajadas.
¿Sí o no? Ahora mismo me da alegría compartir esto contigo.
Otra de las cosas que aprendí de las emociones, es que no son buenas ni malas no responden a nuestra escala valórica. Las emociones nos quieren decir algo y es necesario aceptarlas cuando aparecen y entregarte a la sabiduría de ese mensaje. Yo prefiero hablar de las luces o sombras, tal como lo propone la sicóloga y coach Luchy Mejía, en su set “Conexión Emocional” de 75 cartas para alcanzar el asertividad emocional y que aquí te comparto, porque, aunque no lo creas, la alegría también tiene sus sombras. Fíjate:
Sombras de la alegría
- La alegría excesiva se puede convertir en euforia la que lleva a celebrar en solitario a través del éxtasis máximo.
- Por otra parte, tiende a trivializar las situaciones, generando la distancia con otros.
- La alegría desmedida podría desencadenar en burla y desconexión de los momentos reflexivos que uno necesita en la vida.
Luces de la alegría
- La alegría posibilita la celebración y el estar con otros.
- Genera vínculos, tiende puentes para cuidar las relaciones.
- Favorece el equilibrio entre mente y cuerpo y nos permite recuperarnos del estrés de nuestra vida diaria.
- Nos aporta tranquilidad, bienestar y amor.
- Aumenta la autoestima y la autoconfianza, fomentando pensamientos positivos.
Así que ya sabes algo más de esta emoción y todo lo que nos regala y aporta a tu vida.
¿Cuál es mi invitación para ti lector?
Te invito a invocarla cada vez que la necesites, a buscarla y a generar todas las instancias que sean necesarias donde te conectes y la sientas en profundidad o en liviandad. La alegría además de todo, le regala amabilidad a nuestros pensamientos, nos hace más creativos y más imaginativos, nos hace dudar menos y por lo tanto tomar mejores decisiones.
¿Qué más quieres? ¡Yo la elijo!
